La intersección de calles España y Juan B. Justo se convirtió prácticamente en un río el sábado por la mañana, debido a la fuerte e incesante lluvia.
“La cantidad de agua que cayó en tan poco tiempo seguro influyó, pero sí somos realistas cada vez que llueve los vecinos sabemos que se va a inundar”, comentó Carlos Albarracín, vecino y comerciante de la zona que vio como el agua subió a su vereda, y la gente que hacía compras o trámites en por esa arteria de la ciudad, buscaba refugios en negocios y bares.
Tormenta en Tucumán: unas 60 escuelas quedaron sin clases presencialesEl agua llegaba a las rodillas de los transeúntes, e incluso de algunos conductores que subieron sus autos a las veredas, con la esperanza de lograr mantenerlos secos en su interior. Algo que finalmente muchos no lograron.
Horas de espera
En la mencionada esquina, decenas de vehículos de todos los tamaños, también intentaron refugiarse en la estación de servicio que allí se ubica. Sus playeros, coinciden con Albarracín en que son habituales las inundaciones, aunque no con la magnitud que los sacudió el pasado fin de semana.
Según los empleados del lugar, cerca del mediodía su playón ya se vio invadido por conductores que no pudieron seguir camino. La calle parecía un río y la distribuidora de gasolina el único lugar seguro.
Recién cerca de las 14.30, el panorama empezó a despejarse y el agua comenzó a bajar. Aunque el pavimento de la calle no pudo verse en su totalidad recién hasta las 17 horas. En el medio los vecinos vieron como los bomberos recorrieron la zona una y otra vez, para brindar asistencia a los ciudadanos que así lo necesitaban.
Una de ellas fue Antonia Paniccia, quien ayer ya se encontraba más tranquila, pero atravesó una crisis nerviosa muy fuerte cuando vio cómo ingresaba el agua a su hogar sobre avenida Juan B. Justo.
Tormenta en Tucumán: los canales a tope en Camino de Sirga y Camino del Perú“Se me mojó todo. Hace más de 30 años que vivo acá sola en esta parte de adelante. Aunque tuve la suerte de contar con mi hijo que vive atrás y vino a ayudarme”, relató la mujer.
Paniccia había puesto bolsas de arena en la entrada a su hogar, que no sirvieron de mucho. El agua entró en todas las habitaciones y la hicieron perder su heladera.
Daniel Rojas, su hijo, relató que tardaron varias horas en limpiar, sobre todo por el barro que se acumuló dentro de la casa. Mientras que su madre advirtió: “Es real, esta zona siempre se inunda, y lo que a uno le gustaría es que las autoridades se acerquen a ver cómo estamos, qué necesitamos, porque hasta ahora nadie se ha comunicado con nosotros”, sentenció.